Leclerc regresa lentamente a boxes, sacude la cabeza, con la radio apagada. El piloto de Ferrari, que salió desde la pole en el GP de Hungría gracias a una magia en la clasificación del sábado, termina cuarto en la meta. Sin palabras, difícil pensar otra cosa, después de una carrera controlada hasta la última parada en boxes, cuando el monegasco se encontró sin ritmo: el más lento en pista, hasta el punto de ser alcanzado incluso por algunos coches doblados. Piastri lo adelanta con facilidad, poco después llega también Russell, dos vueltas de batalla, nada más. Pero, ¿qué le ha pasado al Ferrari número 16?
«Vamos a perder esta carrera, estamos perdiendo mucho tiempo». La primera comunicación preocupante por radio llega ya a mitad de carrera, cuando Leclerc se encuentra detrás del McLaren de Norris, aún esperando para hacer su parada. Un mensaje que se confirma tras la segunda parada en boxes del Ferrari número 16: Leclerc pierde rápidamente el ritmo, Piastri lo adelanta con facilidad y el monegasco estalla por radio. «Es increíblemente frustrante. Hemos perdido toda nuestra competitividad. ¡Tenéis que escucharme! Habría encontrado una manera de hacer frente a estas dificultades. Ahora el coche es imposible de conducir. Simplemente imposible. Será un milagro si terminamos en el podio». Y así fue: también llega Russell, Charles se defiende durante algunas vueltas, pero no más. Imposible hacer más.

EL PROBLEMA DE LECLERC— «Un problema en el chasis», revelará Charles después de la carrera, «pensaba que era otra cosa». Se refiere a un ajuste en el alerón delantero realizado por los mecánicos del Cavallino durante la última parada, considerado demasiado «agresivo» por el piloto, que lo expresó a través de la radio. El piloto de Ferrari no pudo darse cuenta del daño en el chasis, un problema que se agravó durante la carrera con una pérdida progresiva de carga aerodinámica. Desde el box, Brian Bozzi pidió finalmente al monegasco que se mantuviera alejado de los bordillos para limitar los daños hasta la bandera a cuadros. Una vez terminada la carrera, el equipo informó al piloto de Ferrari de la verdadera naturaleza del problema y Leclerc se disculpó por sus duras reacciones por radio.